Acudir a un concierto de nuestro artista favorito y cantar sus canciones a gritos es una experiencia única que nos llena de felicidad. Pero, ¿por qué nos encantan tanto estos eventos masivos?
Según Concepción Moral, académica de la Facultad de Psicología de la UNAM, los conciertos generan una sensación de comunidad que elimina tensiones y equilibra nuestras emociones. Además, estos eventos liberan dopamina y serotonina en el cerebro, hormonas clave para la felicidad.
Cantar juntos intensifica esta producción de dopamina, enriqueciendo nuestra experiencia humana.
Durante la pandemia, se descubrió que actividades como el karaoke reducen los niveles de cortisol, una sustancia asociada al estrés, reforzando la idea de que la música compartida nos hace más felices y menos estresados. Además, los conciertos facilitan la empatía, permitiéndonos conectar y comprender mejor lo que sienten los demás.
Un estudio encargado por O2 y dirigido por el experto en ciencias del comportamiento Patrick Fagan, sugiere que asistir a conciertos regularmente puede prolongar la esperanza de vida hasta nueve años.
Incluso 20 minutos de música en vivo pueden aumentar la sensación de bienestar en un 21%, superando actividades como el yoga o pasear al perro.
La experiencia de un concierto libera endorfinas y otras hormonas que mejoran el estado de ánimo, creando una sensación única de alegría y camaradería.
En resumen, asistir a conciertos masivos no solo nos proporciona felicidad y reduce el estrés, sino que también puede contribuir a una vida más larga y saludable, fortaleciendo nuestros lazos sociales y emocionales.
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